txumino: nosotros lo valemos

martes, agosto 26, 2008

Miserere

En cierta ocasión allá por el año 1770, cuentan que llegaron a la ciudad del Vaticano un músico ambulante de peregrinación con su hijo de catorce años. En aquella época se ofrecía en la Basílica de San Pedro del Vaticano un concierto en el que se interpretaba una famosa pieza de Gregorio Allegri llamada el 'Miserere'. Dicha pieza resonaba virtuosamente entre las bóvedas de la capilla sixtina.
Desafortunadamente, la partitura de dicha pieza era celosamente guardada por la Iglesia y sobre ella pesaba la prohibición de copiarla o reproducirla fuera del Vaticano, bajo pena de excomunión. Tanto padre como hijo quedaron absolutamente maravillados por la belleza de lo que habían presenciado.
Una vez hubo terminado el concierto, y hallándose ambos padre e hijo en una posada cercana, manifestó el padre la tristeza del hecho de no poder reproducir dicha obra fuera de las puertas del Vaticano, a lo que el hijo respondió mirando a su padre:
- Padre, no tienes de qué preocuparte. Toma.
Y entregó al padre una partitura completa de la pieza sin ningún error a excepción de cuatro notas de entre toda la creación. El hijo la había estado transcribiendo a oído allí mismo, en la taberna. Gracias a eso, la partitura dejó de ser secreta y Allegri alcanzó cierta posteridad que de otra forma se le hubiese negado.

Los instrumentos de control pasan. Envejecen y se extinguen para dar paso a otros.
El arte sin embargo, perdura.




P.D. Se me olvidaba escribir el nombre del hijo: Un tal Wolfgang Amadeus Mozart.